lunes, 23 de febrero de 2009

Antesala

El salón nos recibió y una orden nos sujeto al lugar. Espera. cálido el ambiente y mullida la alfombra, las cortinas elevadas. La mesa en el centro, el vaso, el libro y el incienso quietos quieto el ojo, ambos, que colgado enmarcaba la vista distante. Los pasos, los ruidos, los apuros en barullo confundidas voces La sirena, la siesta, el estupor del cielo, el apuro, la idea. Hombres, mujeres, niños pequeños, todos hambrientos y repletos. El cinturon los sujetaba, los contenía y se amontonaban La hora se aproximaba, el acto sería consumado. Guardias, señores, ninfas, espejos, todos en espera. Entonces el momento liberado de las esperas. Acción! Las manos y sus movimientos graciles, los cuerpos y candelabros los deseos, recorridos, anhelos, proyecciones, espejismos, teos Tu instancia, los saludos, las manos de nuevo y los besos Tu aroma dispersado, tu esencia corroida se llevan sus olfatos Yo te veo imperceptible quedarte con las luces en la frente volteas la mirada, la fijas en esta blanca pared delante mío Observas y no descubres como llegan tus visiones por el espacio.