lunes, 4 de agosto de 2008

El inicio, el recuerdo, el jardín, senderos, la puerta

Escribo, siempre ando escribiendo, sin estar segura de figurar las letras, de usar tinta, o algún impulso eléctrico, que me devuelva cada vez ,figuritas pequeñas de líneas retorcidas y letradas. Es el pensamiento que no abandona el tiempo que ha enajenado mi visión a primera vista, me ha permitido sentir que se expande, hace ya buen tiempo cuando andaba permitiendo que mi sombra se alejara de mis pasos y que cansada la mente de esperar cavilante a caronte ha abandonado la barca que cruza en busca de algún ayudante. Aún con todo, el cuerpo siento , estas manos, estos dedos, estas uñas tan indefensas y es ahora que encuentro fascinante este medio, no se si como remedio o quizá como remedo de algún extraño manifiesto. Y entonces os aclaro, de noche, este es un lugar siniestro y oscuro que puede confundirse con el averno. De día el sol se filtra y se observan luminosas las magnolias que lo adornan. Es hoy que al fin escribo y es hoy que confundimos tanto la divinidad con el cielo. Siento que es el clima o quizá el viento, olvido que los dos parten del movimiento. Bienvenidos sean a este antro que no pide nada a cambio. Yo estoy de paso, he partido hace ya tiempo de mi último recuerdo en el que figura un jardín, un hombre, un nombre, y senderos que se bifurcan. Os pido que presten atención a esto último. Recuerdo este que con la intuición más pura me susurra que es común a infinitos seres. Todos ellos alguna vez al ir caminando comenzaron solo a sentir sus pasos y al alzar la mirada todo era distinto. Tenían frente a sí en todas direcciones senderos que conducían a futuros tan disímiles, fascisnantes e inciertos. Aquí estén seguros de ir hacia adelante. En fin , esto es solo un pensamiento que abre una puerta. Gracias.

1 comentario:

José Arroyo dijo...

Es agradable volver a los inicios, a las raíces, para ver qué tanto ha podido cambiar una voz. Me agrada la idea del antro que no pide nada a cambio, creo que esa es la verdadera intención del que escribe por escribir, como un acto de catarsis o algo similar. Como ya te habrás dado cuenta, yo tampoco pido nada a cambio: sólo insinúo, sólo siento, sólo doy, pues yo también estoy de paso y ya partí hace tiempo, aunque el tiempo no lo haya notado y quizá tú tampoco.